miércoles, 19 de febrero de 2014

Los efectos del acoso escolar pueden permanecer durante años

Los efectos del acoso escolar pueden permanecer durante años
MADRID, 17 febrero de 2014 (EUROPA PRESS)
Científicos del Hospital Infantil de Boston, en Estados Unidos, aseguran que los niños que han sido víctimas de maltrato físico o psicológico en el ámbito escolar, lo que se conoce como 'bullying', pueden arrastrar las consecuencias de dicho acoso durante años, un efecto acumulativo que puede llegar a condicionar su calidad de vida en la adolescencia.
Así se desprende de los resultados de un estudio que publica esta semana la revista 'Pediatrics', en el que se han analizado las consecuencias a largo plazo de padecer este tipo de maltrato, lo que según los autores obliga a hacer un seguimiento más riguroso de estos jóvenes a fin de poder evitar que el acoso sufrido tenga más repercusiones.
"La investigación muestra como el acoso escolar tiene un impacto severo a largo plazo en la salud general del niño, y sus efectos negativos pueden acumularse e incluso empeorar con el tiempo", ha reconocido Laura Bogart, autora del estudio.
Hasta ahora, los investigadores que han estudiado el acoso infantil han analizado sus efectos inmediatos, justo cuando sufren estos acosos, comprobando como solían provocar un deterioro de su salud física y mental. Sin embargo, había pocos estudios sobre el efecto a largo plazo de dicho maltrato.
En este caso, encuestaron a un total de 4.297 estudiantes de 5º, 7º y 10º curso (de 10 a 16 años) de los estados de Alabama, California y Texas, y vieron que 1/3 de los encuestados sufrían actualmente algún episodio de 'bullying' durante el curso o lo habían padecido anteriormente. Además, les sometieron a 2 pruebas para medir sus habilidades físicas y mentales.
De este modo, vieron que quienes lo habían sufrido en algún momento de su infancia o adolescencia obtuvieron mejores puntuaciones en sendas pruebas que quienes actualmente eran víctimas de algún acoso, pero que los adolescentes que lo sufrieron en edad escolar también tenían peores resultados cuando se les comparaban con quienes nunca habían sufrido este problema.
En concreto, vieron que aproximadamente el 7 % de los estudiantes de 10º curso que nunca habían sufrido ningún tipo de acoso obtuvieron una puntuación baja en las pruebas de salud mental, frente al 12 % que habían sufrido acoso, el 31 % que lo padecían en la actualidad y casi el 45 % de aquellos que habían sido agredidos de forma persistente.
Asimismo, alrededor del 8 % de los estudiantes de 10º curso que nunca fueron acosados tenía una mala salud física, en comparación con el 12 % de los que fueron acosados en el pasado, el 26 % de los que la padecían en la actualidad y el 22 % de los que las sufrían continuamente.
La mala salud mental incluye rasgos tales como estar triste, asustado y enfadado, según ha reconocido Bogart, mientras que una mala salud física incluía limitaciones tales como no ser capaz de caminar mucho o tener problemas para levantar peso.
"Las consecuencias del 'bullying' no siempre se pueden ver", según esta experta, de ahí que defienda la necesidad de un diagnóstico precoz de estos problemas y anime a los padres a prestar especial atención a sus hijos para ver si pueden estar sufriendo algún tipo de acoso, sobre todo si están dentro de uno de los llamados como grupos de riesgo.

domingo, 9 de febrero de 2014

Escándalo en Suecia por un libro que promueve el maltrato infantil

Cuando en 1994 el pastor Michael Pearl publicó su libro To train up a child, ’Para entrenar un niño’ en castellano, no imaginó que lo que para él es algo bueno y cotidiano, para el resto de la sociedad se plantea como duros castigos que son innecesarios para la educación de un niño.
Este pastor evangelista defiende que para que los niños sean sumisos y obedientes a los padres es necesario infligirles algunos castigos a modo de correctivo. Según este libro, que fue prohibido en Estados Unidos,  se recomienda castigar con latigazos con un cinturón de 30 cm a un bebé que tiene menos de 1 año de edad, mientras que para los niños más mayores se necesta un “cinturón más convincente”.
Ahora, 20 años después de su 1ª edición en el país norteamericano, ha llegado a Suecia, donde está prohibido cualquier tipo de castigo físico a los niños y donde éstos son conscientes de su inmunidad y derechos desde la guardería. En el país escandinavo están recogiendo firmas para una petición que prohíba un libro que promueve prácticas controvertidas para la crianza de los menores.
Se sabe que en los mismos Estados Unidos, donde antes de su prohibición se vendieron más de 800.000 copias del manual, hubo varios casos de abuso físico de niños en algunas familias que habían seguido las directrices del libro, llegando al punto de que algunos de estos niños llegaron a morir por el maltrato causado por sus padres.

Alemania, maltrata a sus nños

BERLÍN.|Agencia/El Universal|Viernes, 07 Febrero 2014
Fue uno de mayores horrores en la historia criminal de Alemania: una madre dejó morir de hambre a los 9 bebés que parió durante una década y enterró cada cuerpo en una maceta que instaló en su balcón. El caso consternó en 2005 a un país especialmente orgulloso de su desarrollo. Un nuevo libro desnuda ahora en toda su crudeza el drama del maltrato infantil en Alemania.
“El maltrato infantil no es una rara excepción en nuestra sociedad. Se produce cientos de veces todos los días”, escriben Michael Tsokos y Saskia Guddat en Deutschland misshandelt seine Kinder (Alemania maltrata a sus niños), un detallado estudio sobre la violencia diaria que sufren cientos de miles de niños en la 1ª potencia europea, su dimensión y sus causas.
Como médicos forenses de la prestigiosa clínica universitaria Charité de Berlín, Tsokos y Guddat se dieron cuenta de que día a día chocaban con casos menos mediáticos que el de los bebés enterrados en macetas, pero igual de escalofriantes y preocupantes. Y decidieron contarlo.
Su alegato de 250 páginas está salpicado por un catálogo de perversiones perpetradas en la mayoría de los casos por los propios padres: bebés y niños quemados con cigarrillos, pisoteados, arrojados por el balcón, mordidos, fracturados, sumergidos en bañeras con agua hirviendo o abandonados a la falta de higiene, el hambre o el frío. Muchos de ellos no sobreviven a la experiencia.
Las cifras dejaron perpleja a la opinión pública: en 2012 murieron unos 170 niños en Alemania por malos tratos: más de 3 por semana.
Las autoridades quitaron ese año alrededor de 40.200 niños a sus familias por ser víctimas de violencia o negligencia, el doble que en 2007. 

El libro calcula que cada año hay más de 200 mil niños maltratados en el país.
Lo más preocupante es que “esos datos sólo son la punta del iceberg”, explica Rudi Tarneden, experto del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). “La violencia contra los niños suele ser invisible. Muchos casos de niños atendidos o de muertes raras no se relacionan nunca con el hecho de que hayan padecido maltratos, hambre o falta de atención”, añade.
No sólo ocurre en Alemania. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa de maltratos a menores de 5 años seguidos de muerte en países industrializados ronda los 2.2 por cada 100 mil para los niños y 1.8 para las niñas. 

Los países en desarrollo duplican o triplican el dato (6.1 para niños y 5.1 para niñas).
Un informe del Unicef (2003) indica que un reducido grupo de países como España, Italia, Irlanda y Grecia apenas registran muertes por maltratos. En cambio, Estados Unidos, México, Portugal y Francia lideran la estadística. Alemania se encuentra cerca del promedio europeo general.
Las consecuencias del maltrato, señala el libro, van mucho más allá de lo físico: muchos de esos niños sufren de mayores problemas psíquicos, tendencias suicidas o alteraciones sociales. Y son firmes candidatos a maltratar cuando se convierten en padres. Tsokos resumió el drama en una frase: “Las personas más peligrosas para un niño son sus padres”.