domingo, 28 de enero de 2018

Maltrato Infantil en España

El maltrato infantil, esa realidad olvidada en la España actual
Julio Llorente, España / 27 enero 2018
Eclipsados por las agresiones contra mujeres, que se utilizan como inagotable arma ideológica, los casos de violencia contra los niños no gozan del eco mediático que merecen. De esta manera, desde 2012 han fallecido más de un centenar de niños como resultado de acosos sexuales o escolares; escalofriantes cifras que ponen de manifiesto la imperiosa necesidad promover un cambio social.
Para denunciar estos episodios – cada vez más frecuentes – de violencia contra los niños, la organización Save The Children ha lanzado una campaña que, con el título ‘Los últimos 100’, muestra la historia de 100 muchachos fenecidos en los últimos 5 años y urge a emprender un proyecto legislativo que contribuya a mitigar esta lacra. Un proyecto legislativo que habría de reunir el consenso de todos los partidos políticos.
El manifiesto con el que se ha presentado la iniciativa expresa la magnitud de este problema al que los políticos hacen oídos sordos: ‘Sólo un 15% de los casos de violencia sexual contra los niños se denuncia, 1 de cada 2 abusos sexuales en España son contra menores, 1 de cada 10 estudiantes afirma ser víctima de acoso escolar y 6 de cada 10 reconocen haber recibido insultos o golpes’.
En este sentido, los organizadores de la campaña han denunciado el silencio social y mediático que envuelve a esta ominosa realidad: ‘Queremos visibilizar una realidad que es invisible, porque no interesa a los políticos, porque ocurre dentro de los hogares o centros escolares y ahí se queda; son pocos los casos que se denuncian y no existen los medios suficientes para hacerlo posible’, ha aseverado la directora de la comunicación, Laura Pérez.
Asimismo, la directora de sensibilización, Ana Sastre, ha destacado durante la presentación de la iniciativa que en estas situaciones ‘se imponen el silencio y el miedo, y la amenaza hace que los niños no sepan dónde ir a buscar ayuda’.
Consenso para paliar esta violencia
Como ya se ha señalado, esta campaña pretende impeler un movimiento social que exija el cumplimiento del acuerdo alcanzado en el Parlamento, por consenso de todos los grupos políticos, para pedir al Gobierno que proponga una ley encaminada a erradicar la violencia contra la infancia. Una ley que, si respetara las demandas de los partidos de la oposición, el Ejecutivo debería empezar a tramitarse en septiembre.
De acuerdo con Save the Children, 3 son las medidas que debería recoger esa hipotética ley: protocolos obligatorios en los colegios para detectar y actuar frente al acoso escolar; campañas de sensibilización ante cualquier tipo de violencia contra los niños; y que la prescripción por delitos de abusos sexuales comience a contar cuando la víctima cumpla 30 años (ahora empieza a contar a los 18).
En cualquier caso, los organizadores de la campaña han abundado en la idea de que, cuanto más se demore la búsqueda de soluciones para esta luctuosa cuestión, más niños padecerán en sus carnes la violencia. ’No conocemos la dimensión de esta violencia y corremos el riesgo de llegar demasiado tarde, como pasó con los 100 protagonistas de esta campaña’, ha señalado la ya citada Ana Sastre, quien ha reclamado también ‘voluntad política para hacer estadísticas y calcular los recursos necesarios para detener esa violencia’.
Con afán de ilustrar mejor la acuciante necesidad de abordar este problema, cabe mentar las cifras ofrecidas por el Registro Unificado de Maltrato Infantil, entidad incardinada en el Ministerio de Sanidad. Así, según éste, más de 13.000 menores sufren malos tratos por parte de algún familiar y en 2016 se interpusieron 4.650 denuncias por este motivo.
Nota: Porqué no hablan de los asesinatos en manos de sus Madres y Padres, biológicos o no, o de familiares directos.......

viernes, 5 de enero de 2018

España: Más del 64% de las Madres maltratan a sus hijos

El sociata y la epifanía feminista
Cristina Seguí, 04/01/2018
Ninguna cabeza que aún resista a la pertinaz tentativa de secuestro feminista creería que la solución a la violencia contra la mujer pudiera salir del político o el tertuliano que, tras el hallazgo de la joven Quer, ha vuelto a berrear esta semana la predisposición zoológica del hombre a asesinar mujeres. Como el socialista Fernández Vara o la diputada de Ciudadanos Patricia Reyes. Vendiendo todo el pescado con la genuina y tosca destreza de una pescadera genovesa de Liguria despachando las huevas de maruca al turista.
El presidente de la Junta de Extremadura apareció flagelando a su antropología en el interior de un patio porticado con más lucecitas que la Feria de Sevilla. Un grotesco vendedor del Black Friday transmutado en virgen sociata anunciando la epifanía feminista:Las mujeres no mueren, a las mujeres las matan. A las mujeres las matamos los hombres por haber nacido mujeres”. Y tras Vara fue la bella Patricia, quien a pesar de ser feminista reaccionó como si éste le hubiera pisado “la manguera”: “Lo cierto es que una chica puede ser acosada por un hombre y, a los pocos minutos ser asesinada por otro. Es importante llamarlo por su nombre; violencia machista”.
En cuanto Diana Quer salió de aquel aljibe de Rianxo fue puesta a disposición como becaria de partido para hacer la campaña de la tropa socialista que banaliza el mal cada vez que sustituye “criminal”, “homicida”zo el típico, gutural y añorado “hijo de puta” por “machista”. Porque un machista es un carca acomplejado o una mujer que piensa que el resto de nosotras necesitamos de su paternalismo o de un código penal ‘ad hoc’ como si el que nos protegía hasta ahora no hubiera considerado siempre a los hombres y las mujeres como iguales.
En mi vida conocí a 2 de esos hombres, y los 2 se quedaron detrás de una puerta cuando, por lógica paridad númerica, supe cerrarla yo solita. El 1ª fue un viejo político de la UCD que circunscribió mi carrera profesional a una futurible portada de Interviu en pelotas. El 2º fue un prestigioso ex corresponsal de guerra con un discurso prefabricado de subsistencia de trinchera que me grabó para su programa sobre feminismo presentándome como “mujer machista” en la entradilla de mi entrevista por cargar contra las cuotas y leyes de paridad. Aunque para ser honestos, en realidad fue él quien me había pedido unos recursos pintándome la raya del ojo y los labios para amanerar el vis a vis de mi alegato. Huelga decir que ninguno de los ellos le hubiera arrancado jamás el sujetador a una mujer para lanzarla después al maletero de un Talbot.
Un machista es a ‘El Chicle’ lo que un ludópata a un asesino en serie de banqueros o cajeros de sucursales. Y un hombre es al asesinato de mujeres lo que una mujer es al infanticidio y al maltrato infantil a pesar de la evidencia de las estadísticas arrojadas por el Centro Reina Sofía que demuestran que el 64,81 % de éste es ejercido por mujeres. ¿En qué país se levanta la industria de los observatorios, los ministerios, las asociaciones y el discurso político que confieren el riesgo potencial del asesinato de niños a un ser humano por el hecho de tener ovarios? ¿Por qué entonces esa trama clientelar que se forra por triturar y postrar a la gente en su cotidianidad cuando sólo el 0,00023% de la población masculina española ha matado?
Porque una parte demasiado importante del séquito político, mediático, académico e intelectualoide ha asumido que se dirige a una sociedad vaga e infantilizada que exige al Estado el riesgo cero como derecho adquirido como el derecho a una vivienda sin pagarla o el derecho al milagro reproductivo y un útero financiado en Utah por el contribuyente a pesar de haberte reivindicado durante la mitad de tu vida como Thor en las cenas de gimnasio.