sábado, 8 de junio de 2013

El alto costo del maltrato y abuso infantil en los EE.UU.

Los estudios indican que se destinan 33.000 millones de dólares anuales, una cifra escandalosa y preocupante

El análisis de Nelson F. Hincapie, Presidente de Voices For Children Foundation

La mejor inversión que podemos hacer en nuestros hijos es pasar tiempo con ellos. 
La responsabilidad de ser padre es inmensa y es también un reto. Es un recorrido constante, el cual debemos asumir con amor, tolerancia y compasión. 
Dependiendo de la edad de los hijos y si es el 1º,2º, 3º, etc.., el reto es diferente. El común denominador deber ser la abundancia de amor durante todas las etapas.

Según estudios realizados por el Departamento de Salud de Estados Unidos, padres que juegan con sus hijos y colaboran activamente en el hogar aumentan las probabilidades de que sus hijos se desarrollen mejor académicamente, tengan un alto coeficiente intelectual y sean más saludables y maduros desde el punto de vista emocional. 

Desafortunadamente, en los Estados Unidos hay en este momento más de 400.000 niños que han sido desplazados de sus hogares porque sus padres no pueden o no quieren darles el amor y la estabilidad necesarias. 
En Florida, actualmente hay casi 20.000 niños en hogares sustitutos o viviendo con parientes mientras sus casos se resuelven.
En los últimos 10 años que llevo trabajando con niños maltratados he visto que niñas que conocí a los 14 o 15 años ya tienen hijos y corren el riesgo de perderlos por maltrato. 

De acuerdo con un estudio realizado por PreventChild Abuse America, el costo del maltrato y abuso infantil en Estados Unidos es más de $33 billones de dólares anuales. Ésta es una cifra escandalosa y preocupante, teniendo en cuenta que la mitad de los embarazos en Estados Unidos no son planificados y el 30% de los hogares son de padres solteros, según el censo de 2010. 
De acuerdo con el Instituto Guttmacher, el nivel de natalidad es 6 veces más alto en mujeres de bajo nivel socioeconómico que en mujeres profesionales.
La mayoría de los estudios, al igual que mi experiencia personal trabajando con niños huérfanos desde los 3 a 25 años, me demuestran que como sociedad estamos mal encaminados. Hemos perdido el enfoque como seres humanos; nos cuesta trabajo relacionarnos y ser vulnerables. Nos es difícil comunicarnos y hablar con nuestros hijos… Muchas veces preferimos que el Ipad o el Iphone interactúen con nuestros hijos, para no tener que ponernos en contacto con nosotros mismos.
La buena noticia es que nunca es tarde para reinvertir en nuestros hijos.  
No es demasiado tarde para disfrutar de la compañía de nuestra pareja, para hacer reír a nuestros hijos con un chiste, con un ataque de cosquillas o de caricias. 
No es demasiado tarde para que nuestros hijos vean que nosotros podemos cambiar, y si hace un rato no tuvimos tiempo para ellos, ahora lo vamos a tener. 
La vida es demasiado corta y bella para no disfrutar y compartirla con los que más necesitan de nosotros: nuestros hijos.

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