Marisa Fernández,
Neuropsicóloga Senior, www.muyinteresante.es /Noviembre 2015
Se han llevado a cabo múltiples
trabajos de investigación sobre cómo los niños se ven afectados a nivel
psicológico. Uno de esos trabajos ha sido publicado muy recientemente en la
revista Plos ONE (2015) y tiene que ver con la forma en que los
pequeños que han sido víctima de malos tratos perciben e interpretan las emociones que otros expresan en sus rostros.
Un grupo de investigadores italianos en
colaboración con el Ravera Children Rehabilitaton Centre de Freetown en Sierra
Leona, ha realizado un experimento en el que han participado un grupo de chicos
de la calle y un grupo de chavales de control, igualados en edad.
La tarea a realizar por todos era la de
decidir qué emoción expresaban una serie de caras de personas
presentadas en unas imágenes. Se tomó como medida de ‘sesgo de reconocimiento’
la tendencia a atribuir en exceso la emoción de ira a los rostros que en
realidad expresaban otras emociones negativas como el asco o el miedo. Los
investigadores tomaron además medidas de la tasa cardiaca de los
participantes como una respuesta fisiológica relacionada con el estrés.
Los resultados mostraron que el
grupo de chicos de la calle que habían recibido maltrato mostraba una tendencia
a etiquetar las emociones de los rostros como ‘ira’,
y que ese sesgo se relacionaba con la tasa cardiaca de los individuos.
Curiosamente, esa misma tendencia a interpretar las emociones como ‘enfado’ se
observó también en el grupo de chavales de control, aunque mucho menos
intensamente.
Los autores del estudio plantean la
posibilidad de que el haber sufrido maltrato pueda actuar como un
amplificador de una tendencia natural a etiquetar los rostros emocionales como
‘enfadados’ en tareas de elección forzosa. Más allá, lo tomarían como una
evidencia a favor de la teoría que postula que este sesgo sería un mecanismo
adaptativo que hace que las víctimas del maltrato orienten su atención hacia la
información social del entorno.
Sería interesante averiguar si estas
consecuencias pueden cambiarse o revertirse y de qué forma. Quizá nuevas
investigaciones arrojen luz sobre estas cuestiones y así pueda ayudarse a las
víctimas de maltrato.
Los efectos que la violencia, la negligencia afectiva y otras formas de
maltratar pueden tener sobre los niños son una cuestión de máximo interés.
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